jueves, febrero 14, 2008

La Tierra tiene dos movimientos, el de rotación sobre su propio eje (de 24 horas aproximadamente que provocan el día y la noche) y el de traslación alrededor del sol (cada 365 días aprox.).
El eje de la Tierra tiene en la actualidad una inclinación de 23,5º, pero esta cifra varía. Cada 41.000 años se produce un ciclo que varía de los 21º a los 24,5º. Cuanta mayor inclinación del eje más acusadas son las estaciones del año, haciendo más frío en invierno y más calor en verano.

Otro movimiento que no notamos tiene que ver con la órbita que sigue nuestro planeta alrededor del sol. Esta órbita se hace más corta o más larga cada 100.000-400.000 años. La superficie terrestre estaría más lejos y los rayos solares no tendrían la fuerza necesaria para calentarla. Si la inclinación del eje es elevada, haría más frío en invierno, pero en verano haría más calor, a no ser que además la órbita fuera más alargada y estuviéramos más lejos del sol, el verano entonces no sería lo caluroso que debiera.

Una investigación realizada en la Universidad de Texas con el apoyo de los datos de un satélite de la Nasa ha comprobado que la Tierra se ha abombado a la altura del ecuador y que se ha estrechado en los polos durante los últimos 28 años, como consecuencia de los cambios que se producen en los niveles de agua de los océanos, los continentes y la atmósfera.
Asimismo, estos procesos han cambiado el campo de gravedad de nuestro planeta.
na cantidad significativa de hielo o agua tiene que estar trasladándose de las regiones de latitudes altas hacia el ecuador y los océanos serían los vehículos.

El proceso de fusión de los glaciares y del hielo polar es insuficiente para explicar los cambios observados en el campo gravitatorio. Si el hielo en fusión fuera el responsable de los recientes cambios en el campo gravitacional, implicaría el deshielo de un bloque de 10 km de lado por 5 km de alto, cada año, desde 1997, y su vertido al mar.
Por tanto, debe haber masa redistribuyéndose dentro de los océanos, algo que las corrientes marinas pueden hacer fácilmente y en periodos cortos.


Los resultados de la investigación indicaron que los cambios en la distribución de agua y masas de hielo podían calcularse a través de una medición de las variaciones que se registran en el campo de gravedad de la Tierra. Puestos en órbita en marzo de 2002, los satélites de GRACE miden los cambios de la gravedad a través de los que sufre la masa terrestre.
Estas investigaciones se suman a otras que incrementan las señales de alerta sobre la rapidez con que se producen los cambios naturales y su relación con los fenómenos climáticos, ya sean naturales o relacionados con la acción humana. Se ha dicho también por ejemplo que el tsunami asiático cambió la fisonomía de la Tierra, haciéndola más redonda, según Live Science.
Casi coincidiendo con la divulgación del estudio de la Universidad de Texas, el Instituto Británico de Investigación sobre las Políticas Públicas publicaba su último informe con conclusiones preocupantes: el punto de no retorno en el calentamiento del planeta podría alcanzarse mucho antes de lo previsto hasta ahora: dentro de diez años.

Al distribuirse el peso de la Tierra desde los Polos hacia el Ecuador, la órbita podría alterarse de forma imprevisible, provocando una variación que con mínima que fuera afectaría de manera desastrosa a todas las formas de Vida sobre el Planeta, especialmente a los mamíferos.

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